Federación Benedictina Americana, es una unión de órdenes monásticas que, a pesar de ello, mantuvieron su autonomía interna, tal como lo estableció el Papa León XIII en el “Summum semper” (12 de julio de 1893), posteriormente aprobado por sus sucesores. Pío XII ordenó explícitamente que esta unión fuera regulada por una “lex propria”, que fue posteriormente revisada por el Concilio Vaticano II.

Cada una de las diferentes congregaciones benedictinas disfruta de la misma autonomía, el mismo derecho de autogobierno que una orden religiosa. Cada una de las “ramas” del árbol genealógico benedictino es, por tanto, autónoma y autosuficiente. Cada congregación respeta a las demás; pero cada uno representa una faceta diferente de la joya multifacética que es el monaquismo benedictino. Por ejemplo, las abadías de la Federación Benedictina a menudo dirigen escuelas secundarias, Universidades, Fundaciones, Institutos y parroquias. Por lo tanto, los benedictinos tienden a enfatizar la importancia del sacerdocio monástico y entienden el monaquismo como completamente compatible con la enseñanza en la escuela secundaria. Universidades, Fundaciones, Institutosy el servicio como párroco. Los monjes benedictinos de las congregaciones Solesmes (francés) y Beuronese (alemán), por el contrario, no suelen enseñar en las escuelas ni sirven como párrocos. Intentan realizar trabajos que no requieran salir del claustro. Los monjes de la Congregación Internacional St. Ottilien son misioneros. Las abadías de las Congregaciones Benedictinas Suizo Americanas y Casinesas Americanas a menudo dirigen seminarios y universidades.

Dentro de la Federación Benedictina hay, pues, una gran diversidad en cuanto a los detalles de vivir la Regla de San Benito. Hay diferencias obvias entre monasterios y entre congregaciones con respecto a ciertos elementos externos de la vida monástica. Por ejemplo, la mayoría de los benedictinos visten el tradicional hábito negro. Sin embargo, en algunos monasterios el hábito tradicional se usa solo en el coro o los domingos; en otras abadías nunca se usa. Pero lo que los benedictinos tienen en común es más importante que las cosas que los distinguen. Todas las diferentes congregaciones tienen en común la Regla de San Benito y una gran cantidad de prácticas y costumbres monásticas. Especialmente importante para todos los benedictinos es el énfasis que se encuentra en cada monasterio en la liturgia celebrada en común, en la lectio divina (lectura contemplativa y orante de las Escrituras) y en la hospitalidad.