La medalla jubilar de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia como poseedor de un gran poder de exorcismo. Fue instituido en memoria de San Benito. Como todo sacramental, los católicos no ponen su poder en la medalla misma, pues consideran que ese poder viene de Cristo, quien lo otorga a la Iglesia, y por la fervorosa disposición de quién usa la medalla.
La misa no tiene precio. Pero desde los orígenes los fieles han querido participar en la eucaristía con donativos en especie o con dinero. De esta manera se agradece la oración de la Iglesia y se ayuda al sustento de los sacerdotes y al mantenimiento del templo y de toda la iglesia.
El nombre de las Misas Gregorianas viene de San Gregorio Magno, quien fue Pontífice del 590 al 604. San Gregorio Magno contribuyó a la difusión de la práctica piadosa de celebrar estas Misas por la liberación de las almas del purgatorio.